miércoles, 13 de abril de 2011

¿Determinismo?

La práctica de hoy consiste en recoger alguna noticia que trate sobre determinismo y hacer un breve análisis sobre el significado de este concepto. Esta es la noticia que yo he elegido y, posteriormente, haré un pequeño comentario sobre la misma:


Internet y revueltas populares




Las movilizaciones que dieron lugar al descabezamiento de regímenes autoritarios en Túnez y Egipto, así como a desórdenes al día en otros países árabes y musulmanes, han sido interpretadas como consecuencia directa de la revolución electrónica viabilizada a través de Facebook, Twitter u otros medios de comunicación social. Las redes on-line combinadas con broadcasters satelitales habrían obrado, según esta interpretación determinista (diarios norteamericanos repicaron lo de "Facebook revolutions"), como causa eficiente para desatar procesos de liberación en países dictatoriales. La conclusión que emana de esta interpretación de los hechos se resume en el juicio, explícito o sobreentendido, de que los wikis (información rápida en red) son una fuerza de liberación política.

Contra esta interpretación se presentó hace unas semanas un libro de 400 páginas titulado "The Net Delusion" (El espejismo de internet) (1) en el que su autor, Evgeny Morozov, columnista de "Foreign Policy", quiere refutar ese juicio calificándolo de "cyber-utopianism" y definiéndolo como "la ingenua creencia en la naturaleza emancipatoria de la comunicación on-line". Este hombre tiene experiencia viva como para sostener, contra los optimistas, lo que plantea. Reside en California pero nació en Bielorrusia y trabajó en su país para reformar el régimen autoritario de Lukashenko usando con colegas –como él jóvenes e ilusionados en la potencia de los medios– todos los instrumentos de internet (blogs, facebooks, etcétera) en pro de una liberación. Relata con amargura cuánto se equivocaron. No solamente fallaron sus estrategias sino que sufrieron eficaces acciones represivas del gobierno que quisieron desafiar. Anota fracasos similares como el de la insurgencia del "Movimiento Verde" de Irán en el 2009 en daño del que, como consecuencia de una iniciativa ingenua de los norteamericanos, el gobierno iraní encarceló a usuarios de internet, puso a otros bajo vigilancia e impidió el regreso de nacionales que desde el extranjero habían utilizado el Twitter para influir en la elección que finalmente ganó Ahmadinejad, el actual presidente. En igual sentido critica a "ciertos tontos de Washington que piensan que en cuanto se proporcionen medios a los chinos para esquivar la censura en internet, irán en masa a los webs de Amnistía Internacional para bajarse informes sobre abusos en derechos humanos y empezar a protestar en las calles.

Morozov argumenta que los nuevos instrumentos de comunicación social han sido sobreestimados como herramientas de liberación política. Apunta con fuerza a la posibilidad de que pueden provocar en gobiernos oscurantistas acciones represivas que ellos están connaturalmente inclinados a adoptar. Los usos de represión de los medios sociales que comenta constituyen un mapa de innovaciones autoritarias en espacios digitales. Éstas incluyen el uso de Facebook (por ejemplo en Irán) para mejorar el espionaje a ciudadanos, el sutil financiamiento de bloggers nacionalistas y pro gobierno que promueven regímenes totalitarios asfixiando a fautores de disenso. Califica particularmente a China y Rusia y así también a repúblicas como la Venezuela de Chávez, considerado un "gifter tweeter", un tweeter experto. Internet puede reforzar a la policía secreta, a los censores, a partidarios fanatizados y a las oficinas de propaganda de países seudodemocráticos que pueden utilizar sin control abundantes fondos públicos para asfixiar a opositores.

Un resumen de lo que intenta clarificar el autor del libro indicaría que trata de prevenir a quienes dan por hecho que internet es por naturaleza un agente de cambio democrático. Recuerda que cada revolución ha tenido su tecnología, la de los bolcheviques el telégrafo, la del ayatolá Khomeini los casetes. Pero los decisivos fueron otros factores humanos, bien concretos. El error de ahora parece ser que revueltas como la tunecina o la egipcia se explican por las nuevas tecnologías. Se entienden mejor por cosas como el paro, la desocupación, la pobreza, el cansancio y la opresión. Los medios sociales pudieron ayudar a amplificar las noticias pero no las causaron. El propósito de Morozov es desalentar un fetichismo de la red, explicando su visión escéptica en cuanto a la idea de que el ciberespacio es conducente o decisivo para la democracia y la libertad.



Comentando "The Net Delusion", Leon Hadar, analista político, publicó el 5 de abril un artículo con el sugestivo título "Did Trotsky Tweet?" (¿Tweeteó Trotsky?) coincidiendo en general con su tesis "realista" (la llama así por contraposición con la "idealista") y ofreciendo un plus de razones propias. Dice, por ejemplo, que el libro hace claro que cada nueva tecnología de información –desde el papiro a la prensa escrita, desde el telégrafo a internet, provee nuevas herramientas para los actores políticos, incluyendo movimientos revolucionarios y oponentes al statu quo–. Pero cada nueva tecnología juega un papel sólo en el contexto más amplio del desarrollo político, económico y cultural. La tecnología por sí misma no puede transformar el equilibrio de poder existente, puede solamente asistir a aquellos jugadores que están ya confrontando el statu quo –o, en cuanto a eso, ayudar a los que están intentando preservar el orden antiguo–.

Desde su convicción ideológica, este asesor del Cato Institute y columnista del "American Conservative" (órgano que orienta el paleoconservador Pat Buchanan) no le ahorra críticas a Hillary Clinton y su lírico (y no inocente, agregaríamos nosotros) programa para la libertad en internet ("Internet Freedom Agenda"). Advierte en particular una recaída en el mito cultivado luego de lo del muro de Berlín: que ese éxito fue el resultado de una estrategia de diseminar información y dar poder a los disidentes en el bloque soviético, que se trató de una gran Victoria Americana en la Guerra de las Ideas. De este mito, sostiene, florece la visión corriente en Washington de que distribuir información a través de tecnologías liberadoras en Irán, China y otros países dominados por autócratas ayudará a derrumbar sus gobiernos. Esto, dice, es una fantasía que incluso puede dar resultados contrarios a los intereses del país. Y cita al propio Evgeny Morozov cuando éste se refiere irónicamente a la secretaria de Estado, quien en estos asuntos viene recurriendo a metáforas típicas de la "Guerra Fría" tales como "muros virtuales" reemplazando al muro de Berlín, "videos y blogs virales" que se estarían convirtiendo en eficaces proyectiles de democracia o "una cortina de información" que estaría descendiendo sobre gran parte de nuestro conmocionado planeta.



(1) El título está claramente inspirado en el del best seller "The God Delusion" (El espejismo de Dios) del biólogo inglés Richard Dawkins, un alegato beligerante en pro del ateísmo que ha ganado amplia repercusión internacional.


(*) Doctor en Filosofía

HÉCTOR CIAPUSCIO (*)




Esta noticia está sacada de Rionegro.com, un diario digital argentino. En ella se plasma básicamente la repercusión que tiene la tecnología sobre la democracia y la libertad, particularmente de la influencia que han tenido las redes sociales como Facebook o Twitter en las revueltas norteafricanas egipcias y tunecinas. ¿Realmente las redes sociales tienen tanto poder como para vaticinar el destino de dos países o simplemente son meros informadores de lo que allí sucede? He aquí el significado del concepto determinismo, en cuanto a movimiento que supone la existencia de ciertas condiciones como propiciadoras y determinantes de un fenómeno natural concreto.

Morozov, autor de “The Net Delusion”, libro citado en el artículo, es pesimista frente a esta interpretación determinista. Él no considera que las redes sociales sean determinantes a la hora de la correcta democratización de cualquier país. El bielorruso argumenta que toda transición política ha tenido su tecnología particular y que, en este caso, lo que realmente hacen las redes sociales se refiere más a la divulgación comunicativa de los hechos que ocurren en ciertos países que a la puesta en marcha de los mismos.

En definitiva, la tecnología online no es propiciadora ni de los movimientos prodemocráticos ni de los liberadores. Las redes sociales no tienen un papel clave en las transiciones políticas nacionales, sino que son meros informadores de las mismas. En todo caso, pueden incluso ser un privilegio para los represores y no tanto para los opresores del régimen dado en el país. Por lo tanto, y para concluir este comentario sobre la noticia, no existe un determinismo característico propio de Internet, pues las revueltas y los movimientos democráticos, tarde o temprano, tendrían lugar con o sin su existencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario